A propósito del fervor de los seguidores para con el formato, cabe reseñar la primera noche de expulsiones, momento culmen de un folletín que se había gestado en días precedentes: Aristóteles, por su condición de polímata y científico, además de filósofo, se había involucrado activamente en las más diversas actividades y se suponía un factótum en...

George entró acelerado en el chalé con pasos decididos y firmes. Como un fulgor rosáceo fue directo al jardín. Se colocó en el borde de la piscina con el torso inclinado hacia adelante. Los hilos de sol blanco se reflejaban en el agua mecidos por el avance de un cuerpo que se deslizaba con brazadas acompasadas y lentas en un...

Cuando lo conocí llenó mi vida de flores y por eso creí que junto a él siempre sería primavera. Decidimos casarnos y hacer de nuestra casa un jardín de pasión y rosas amueblado con muebles de Ikea. Pero como no se puede ser feliz por costumbre, con el paso del tiempo fuimos olvidando los cuidados cotidianos, los detalles, las sonrisas...

Saben ustedes que mi mochila lleva una semana sentada en el sillón, y no es por que no tenga yo ganas de que se levante y se valla a su sitio, no, es ella la que me aparta la mano, es ella la que me mira con la cara de buena -eso que es negra como el color del luto,...

«¡Uf, qué sueño! ¿Cuánto habré dormido? Me siento como aturdido y confuso. No recuerdo nada, ni siquiera a qué hora me acosté ni cual fue mi última comida. Sin embargo no me duele nada... ¡Qué digo!, si no puedo mover las piernas, ni las manos, pareciera que carezco de extremidades. Tampoco puedo hacer uso de mis sentidos. No veo nada,...

• ¿Quién da más miedo Dios o la muerte? El relato que adormece en nuestras cabezas de cómo y cuándo será nuestro fin aterra más que un cuervo en el busto de palas de Poe. El mito siempre fue pavoroso para el ser humano: vampiros y demonios. Infiernos que atormentarían al propio Hércules. Xibalba o el purgatorio, sus puertas abarcarían...

Como todos los domingos, mis amigos y yo nos habíamos reunido en el centro de la polvorienta pampa del barrio para continuar batallando contra los agobiantes años mozos. Sin embargo, aquella mañana, una estampida de gatos, huyendo en pánico como si del mismo diablo lo hicieran, nos interrumpieron abruptamente.